Un domingo agradable
Conocí a esta pareja, que pertenecía como yo misma a un grupo de andadores y durante nuestras
salidas para andar habíamos tenido la oportunidad de hablar de nuestros problemas familiares.
Ellos conocieron por parte de su única hija una desilusion tremenda y lo contaban una y otra vez.
No podían olvidar y tampoco perdonar, que su hija se hubiera casado sin decírselo.
El había ocurrido veinte años atrás y para ellos era como si hubiera sido ayer. Compartía cada vez
su rencor cuando oía la historia pero me fastidiaba mucho, sin embargo les tenía una gran amistad,
por eso los invité a acompañarme el domingo del mes de septiembre a viajar a Condrieu.
Un lugar donde se cosecha un vino excelente, con fama confirmada y cuya procedencia es « Le
Saint Joseph »y « Les côtes rôties ».
Domingo 19
13h
Teníamos una cita en la plaza de Correos, de la ciuda llamada Craponne, ubicada a las afueras de
Lyon. A doce kilómetros de la Plaza Bellecour.
Como les había invitado era normal que tuviera que conducir mi propio coche. Además, como soy
una mujer muy independiente, prefiero no depender de un chófer.
13h 10
Vi al señor Ramón al lado de la plaza, que no miraba en mi dirección. Lo llamé, vino y le pregunté
donde estaba su mujer Camila. Me contestó, que estaba al otro lado de la plaza, para que la pudiera
ver bien. Pensé que era la mejor manera de no encontrarnos.
13h 15
El señor Ramón tenía un mapa de la comarca que miramos. Encontramos fácilmente la salida
desde la autopista hacia Condrieu: salida número 10,
13h 30
La autopista estaba casi vacía. El tiempo era maravilloso y no nos podíamos equivocar. Sin
embargo los compañeros tenían miedo de que no encontraramos la salida 10 y como un estribillo
estupido repetían:
- Salida 10 cuidado.
- Salida 10 cuidado.
- Salida 10 cuidado.
¡Cada diez minutos!
14h
El estribillo se acabó, porque habíamos llegado a la salida 10 y al peaje. La señora Camila y el
señor Ramón también quería pagar el peaje: 0,75 cts pero no encontraron más que un euro y no
querían perder los 0,25 cts, porque era necesario echar el dinero.
Añado que ocurrió lo mismo a la vuelta. Pagué con tarjeta.
Nos acercabamos a Condrieu y oí otro « estribillo ».
14h 30
La dirección no me planteaba un problema, había que seguir todo recto, y yo seguía mirando los
postes, que había al lado de la carretera nacional. La finalidad de nuestro viaje consistía en visitar lo
que llaman « la isla de la Mantequilla » que se sitúa a orillas del río « Ródano» existen también « la
isla de la cabra » y « la isla de los pescadores » son simplemente lugares cerca del río « Ródano»
15h
Otro « estribillo » de parte del señor Ramón:
- ¿Dónde está la isla de la Mantequilla?
- ¿Dónde está la isla de la Mantequilla?
Era un señor pesado...
15h 20
Antes de entrar en Condrieu vi una plazuela para aparcar.
El señor Ramón gritó: « hay que regresar, nos hemos equivocado ».
Reaccioné con maestría y en lugar de enfadarme ante tanta impetuosidad. Emití un silbido que
quería decir: ¡callad!
15h 30
Según las noticias, que me dijo la gente del lugar, « la isla de la Mantequilla » se hallaba a algunos
metros del aparcamiento, justo al otro lado de la carretera nacional ¡Qué suerte!
15h 35
Un camino bordeado de árboles centenarios nos esperaba. Pudimos admirar aceres típicos de
Canadá. Era un sitio
espléndido, poblado de especies raras, cada árbol tenía su ficha con explicaciones: su edad, su
origen...
La pareja se volvió muda, reinaba entre nosotros un ambiente desagradable. Eso me molestaba un
poco, pero había impuesto mi voluntad ¡Era capaz de conducirlos y llegar a buen puerto!
Al fin y al cabo no era un domingo de descanso.
La naturaleza nos invitaba a contemplar su belleza. Seguíamos descubriendo el lugar. Llegamos a
orillas del Ródano. Imponente en su largura: 300 metros. Un sendero nos permitía caminar casi un
kilómetro. Dimos la vuelta. La pareja se encerró en su mutismo.
16h
En la isla de la « Mantequilla » descubrimos un pequeño museo, dedicado a las aves. Era un área
donde las aves migratorias se quedaban durante la primavera y el verano para reproducirse.
Desgraciadamente el viento soplaba demasiado fuerte y no pudimos ver, lo que nos prometía la
publicidad. Las aves se habían escondido dentro de las ramas de los árboles.
En la isla había casitas de madera con aperturas semejantes a las saeteras de un castillo para esperar
que vinieran las aves. Los cazadores utilizan tales casitas para cazar.
Así hubiéramos podido aprender las costumbres, aunque estábamos al acecho, no oímos el
canto del mirlo y del tordo. Tanmpoco vimos la lechuza discreta con ojos de oro. Dicen que la garzas
se agrupan aquí al final del invierno y forman importantes colonias.
La señora Camila estaba interesada por las aves y era capaz de decir los nombres de algunas aves, sólo
mirando las fotos que estaban colgadas de las paredes de las casitas. Se despertó por fin de su
mutismo. Le pregunté de donde venía su sabiduría. Respondió que leía mucho y animada por mi
interés me daba la explicacion del nombre del jilguero, cuyo nombre se traduce en francés por « le
chardonneret » porque se come « les chardons », planta que crece en las cunetas.
17h
Queríamos ahora ir adelante, es decir, entrar en Condrieu para andar a través de los viñedos,Como
en muchas regiones y países, los viticultores plantaron la vid en las vertientes pinos para que
las uvas recibieran más sol, que procurara la máxima madurez y diera un vino de buena calidad.
Hay que pensar en las vertientes, que dominan el Rin o el Mosella, que los viticultores franceses y
alemanes han elegido por la misma razón.
17h 30
Me adelanté para preguntarle a un señor para informarme de la dirección. Al mismo tiempo se acercó el señor
Ramón, que peguntó lo mismo, de tal manera que no pudimos oír la respuesta. Corté su
pregunta y me enteré por fin de la dirección. Se enfadó pero hice caso omiso.
18h
Caminabamos cuesta arriba por un sendero pedregoso y empinado. Valía la pena andar entre las
cepas. La vendimia había terminado. El vino ahora fermentaba y envejecía en las cuvas. En las
bodegas el olor del vino nuevo se difundía hasta las calles.
18h 20
La subida se hacía con dificultad y el señor Ramón no podía seguir el compás, porque decía, que
tenía un uñero, y emprendió la bajada. Me alegraba que se fuera.
No es un señor tan malo, el señor Ramón, pero creo que tiene un carácter difícil y como dicen los
alemanes « schadenfroh ». Una palabra, que no se puede traducir al español.
En la cumbre de los viñedos, descansamos y admiramos el panorama desde lo alto hacia las riberas
del río. Era un espectaculo famoso y pasmoso.
19h
La bajada se hacía rápida y sin esfuerzos.
El señor Ramón nos había dado una cita en una bodega en el centro de la ciudad.
Lo encontramos sonriente. Tenía una copa de vino tinto, del mejor, que daba gusto catarlo, el
« Crozes-hermitage ».
El señor Ramón había comprado algunas botellas, además quería probar el « Crozes-hermitage », « el
Condrieu » y el « Château-Grillet ».
Nos invitó a brindar y el día se acabó en un ambiente relajado.
¿Podemos imaginar, que un vaso de vino es un buen consejero?
Simonne, octubre de 2010
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