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Ático
"Todo lo que me sucede desde hace años es un reflejo de mi interior. Los objetos, que me rodean están a mi lado desde hace una década y han
influido de manera decisiva en mi comportamiento actual. En mi universo predominan libros, cactus, papeles, carpetas y muchos objetos personales.
No podría estar sin ellos. Elegí el lugar donde debían estar y no se han movido de ahí. La elección fue arbitraria y caprichosa, pero ahora me siento
incapaz de cambiarles de lugar. Los cactus se han acostumbrado a estar al lado de la pantalla del mac, los libros han encontrado su lugar unos al
lado de los otros en la estantería y los objetos personales pululan a mi alrededor sin haber encontrado un lugar fijo donde instalarse.
En estos diez años me he acostumbrado a compartir mi espacio vital con ellos. No podría estar sin ellos, ni ellos sin mí.
Me representan, me describen, me embriagan, me persiguen y me llenan.
Los tejados y chimeneas del vencindario, forman parte de mi realidad cotidiana. Cada una de las gotas de lluvia, que golpea con estridencia
noche tras noche mi ventana, y que no me dejan conciliar el sueño forman parte de mi misma, no sería nada sin esas partículas líquidas fruto
de la condensación del vapor del agua en las nubes. Me acompañan y velan mis sueños. El repiquetear de las campanas a mediodía se ha convertido
en mi despertador. El repiqueteo me adormece y me despierta. Marca mis horas y mece mis sueños. Ese cielo plomizo transforma mis actos y conduce mis acciones".
Patricia, diciembre 2010