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El rey desnudo
Baltasar estaba buscando a un hombre raro cuando me encontró. Aquel día me vio,
se detuvo, me examinó, reflexionó un rato, sacó un libreta de su mochila, escribió largo y
tendido, mirándome de vez en cuando.
La segunda vez se acercó muy timidamente y me preguntó,
Mi mirada vacía tuvo lugar de respuesta y me dio un bocadillo. Lo devoré y le miré con la
misma mirada vacia sin agradecerle. Se quedó un rato conmigo sin se atrever a hablar
antes que de macharse. La tercera vez me dio dos bocadillos. Después de habermelos
comido, fue yo él que le prégunté:
- - ¿Qué escribiste en tu libreta? ¿Escribiste sobre mi?
Baltasar se sobresaltó, quizás no esperaba de mí otra cosa que hambre y apatía. Pensó en lo
que iba a contestarme, sacó la libreta de su mochila, buscó la página, leyó lo que había
escrito y por fin me miró con aire extraño.
Alargó el brazo con la libreta en la mano. Supongo que para él, tratarme de usted le
parecía devolverme parte de la humanidad que había perdido. Por supuesto, no dudaba
de que no sabía leer, o que lo había olvidado o de que no me interesaba nada sino
sobrevivir de cualquiera manera. Tomé la libreta. Vaciló en despegar los dedos y me dejó
leer:
« ECCE HOMO. ¿Es un hombre? ¿Es un animal? Un animal no se viste, entonces es,
o mejor, fue, un hombre. Ahora no lo parece ser, tampoco es ropa lo que lleva. ¿Una
sábana? No, el tejido es demasiado pesado para eso. ¿De qué color es? ¿Podría haber
sido rojo el tejido? Lo podría, pero hay demasiadas manchas de barro, de grasa, de óleo y
muchas indeterminadas... ¿y Qué es eso? Franjas, borlas...¡Increíble, lleva un telón!
El hombre es flaco : a perro flaco todo son pulgas, y en efecto, parece tener muchas
pulgas, insectos por suciedad, como heridos de verdad o morales. Tiene la mirada vacía
de él que vio lo peor, los ojos hundidos del introvertido ablosuto, la mejillas huecas del
muerto de hambre; las cejas pobladas acentúan el pozo de las órbitas donde se busca el
agua fría y tranquila de las pupillas, el pelo largo por no haber visto tijeras desde hace una
eternidad alrededor de un cráneo de calvito, una tez color de ceniza, dos arrugas
profundas que van de la comisura de sus labios finos a su barbilla ósea (¿Se afeita? ¿Es
imberbe?). Su nuez es inmensa, desproporcionada y parece, a cada momento, sobre el
punto de desgarrar la piel frágil de su cuello de pollo. Es la única cosa que se mueve en la
estatua de huesos y un poquito de carne. El hombre parece estar agachado aquí desdes
la creación del mundo.
Ah sí, una contradicción: según el Feng Shui clásico : la nariz en la lectura del rostro
representa la riqueza. Un puente alto y recto con la punta de la nariz redonda y las aletas
llenas a cada lado es buen presagio para la riqueza . La fisonomía no es una ciencia
exacta... ».
Devolví la libreta al jovencito.
- - Es la verdad lo que has escrito, pero hay un error, no estoy agachado aquí desde la
creación del mundo, lo estoy desde la pasión del cristo, menos tiempo....
- - ¿Desde la pasión?
Leí más que incredulidad en su mirada. Estaba pensando que, por miseria, me había
vuelto loco.
- - No, no tengo ideas estrembóticas, no soy chiflado. En el siglo XVII se creyó la
Cofradía de la Sanch de Jesucrist que era la encargada de llevar a cabo las
representaciones de la pasión. Hoy, las representaciones tienen lugar en el nuevo
teatro de la Pasión, con una vez más de 700 actores simultaneamente en escena.
Yo estudiaba teología y estaba siempre en el público. Me puse a llorar viendo la
Pasión de Olesa en Montserrat. Entonces, imagínate cual fue mi alegría cuando, un
día, el director del teatro vino pedirme reemplazar al actor que desempeñaba el
papel del Cristo porque había tenido un accidente. Sin embargo era menos alegría
que orgullo y vanidad, pecados por los cuales el cielo me castigó cruelmente.
Para este papel, estaba desnudo y simplemente llevaba un tejido anudado
alrededor de la talla y cubriendo mis muslos. Rápidamente, me entregué de que
cada vez el tejido era más pequeño y pedí la razón. Me respondieron que el tejido
se estrechaba a cada colada. Decían que el tejido era de mala calidad y que
comprarían otro para la representación. El día de la representación era todavía
alejado, sin embargo, cada día, cada vez más de curiosos venían para admirar la
escena de mi agonía sobre la cruz. Estaba orgulloso, porque el público llegaba en
este momento allí mientras que empezábamos con una sala vacía. Era bastante
tonto para decirme que Dios apreciaba mi talento de actor. Luego un día, fue la
catástrofe. Me aportaron un tejido con un gran hoyo en la delantera. Me dijeron que
el tejido había sido quemado al planchar, pero que podía ser un medio artístico de
sugerir la indigencia del Cristo, de subrayar su total desconcierto. La explicación
me convenció y subí sobre la cruz. Al cabo de un rato, el silencio me apareció más
denso, más absoluto, más tenso que habitualmente. Le eché un ojo al público y me
di cuenta con horror que miraban el hoyo del tejido... Me puse duro y de
vergüenza bajé de la cruz, arranqué un pedazo del viejo telón que estaba olvidado
en los bastidores y me huí hacia la calle. Lo que me queda: el telón y la calvicie
debida a las espinas de la corona.
- - ¡Qué horror! ¡Y dicen que son católicos! ¡Que se vayan al infierno los hipócritas! Yo,
no soy hipócrita. Pienso en una cosa, voy a explicártela.
Y me la explicó. Pero también os debo una explicación. ¿Por qué Baltasar estaba
buscando a un hombre raro? Baltasar era un artista. Había llegado a España para su
trabajo. Su contrato de trabajo se había acabado en Barcelona y debía ir a Madrid para
empezar otro, pero debía encontrar a un compañero de escena. Por supuesto, Baltasar
es su nombre de artista, jamás conoci su verdadero nombre. Era francés y no tenía idea
de su número. su profesora de español le pidió que le escribiera un texto sobre un
hombre raro. Un hombre raro, era lo que le faltaba para salpimentar su número. Sabía
que el público gay de la CHUECA era difícil. Tuvo la idea de un espéctaculo mezclando
sadismo y strip tease : el verdugo y el supliciado. Tuvimos mucho éxito con él. Yo era un
esclavo, y el, el verdugo encargado de supliciarme por mis faltas. Me azotaba y cada
latigazo arrancaba un trocito de mí túnica. Por supuesto, al final estaba desnudo.
Cuando salíamos del teatro, siempre me decía: en clase hice un ejercicio premonitorio. A
mí me tocó leer la frase : « Después de haber estudiado teología, Georges ha terminado
haciendo strip tease ». Y es lo que pasó. Cada vez se reía a carcajadas.
Yo, había perdido la fe. Pero, ahora, la teología era útil. Era un paradoja. Los filósofos
a menudo se sirven de las paradojas para revelar la complejidad de la realidad. Para mí,
la realidad es sencilla, me gusta el dinero, me gusta ser famoso, me gusta controlar la
subida del deseo en otros. A cada latigazo, el silencio se hacía más hondo, a cada
latigazo adivinaba carne trémula, A cada latigazo se humedecían de erotismo y de sudor
las zonas erogenas de cada uno. Y al final del número, después de una vacilación
admirativa, una salva de aplausos. Una vez, algunos hombres, locos por deseo, subieron
al escenario para poner una corona de oro en el lugar dónde, algunos años antes, otros
habían puesto la corona de espinas.
Desgraciadamente, me volví caprichoso, frívolo, y vanidoso. Jamás habría podido
pensar que el público pudiera cansarse de mí. Hay que decir también que me había
vuelto muy goloso, que había engordado y que los michelines del vientre escondían el clavo
del espectáculo... El público encontró a otro joven, un muerto de hambre que había
salido de no se sabe dónde, feo, horrorosos pero teniendo el clavo largo, afilado y bien
visible. Habría matado a este maricón.
Lo intenté una vez, pero él era más fuerte de lo que parecía ser y yo, no quería romperme la
uñas. ¿Yo celoso? Soy un hombre de otro remojo que sabe pelearse contra la adversidad.
No quería volver a la mendicidad y no volví a ella.
Otra vez me sirvieron mis estudios de teología. Había estudiado las formaciones de las
sectas y sobre todo, la de la « comunidad del arco iris » básicamente implantada en
Tarragona. Una mezcla sincretista de budismo, tantrismo, naturismo, yoga, bioenergía y
psicología humanista. Para el naturismo, ya tenía la ropa puesta. Sólo me faltaba inventar
una doctrina: ¡Volvamos del paraíso perdido al paraíso restaurado!. Adán y Eva vivían en
jardín del Edén bajo la realidad del Árbol de la Vida. En esa realidad ambos estaban en
contacto directo con la Luz de la creación, libre de caos y armoniosamente.
Cuando Adán y Eva comieron del Árbol del Conocimiento entraron a la realidad de un
universo dominado por lo incierto, es el lugar donde domina el adversario, el lado
negativo. Esto trajo caos, dolor y muerte. Entonces, para volver a la inocencia original, mi
discípulos tienen que olvidar todo y jamás preguntarme. No tienen que saber nada, sólo
tienen que obedecer. Para vivir como Adam y Eva, tienen que vivir desnudos. Para
limpiarse de los deseos de riqueza, para no tener envidias, para olvidar los vicios de
tacañeria y sus faltas de caridad, me abandonan todos sus bienes, muebles e inmuebles.
Cada uno tiene que meditar de manera transcendental para buscar el paraíso en si
mismo, el paraíso es reservado a los elegidos que tienen bastante energía para buscarlo.
Otra vez soy el rey desnudo pero un rey immensamente rico (el Feng Shui tenía
razón). Reino sobre mi discípulos y sus bienes. Gasto su dinero y me encargo de sus
pecados. Vivo una vida de sibarita para la felicidad de todos. He llamado a mi secta
« Paraíso en nuestra enegía ». La sigla es P.E.N.E.
Y cada día buscamos el P.E.N.E
Antón Terías, abril 2010
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