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"Es una ciudad enorme, inabarcable e impersonal. Te puedes perder en ella teniendo la absoluta certeza, de que nadie podrá encontrarte. Entre la multitud eres un número más. Un número que corre en el metro siguiendo la estela de los otros números, que se precipitan por los túneles buscando la salida. Precipitación, agitación, estrés...

Es una ciudad gris, que renace con los primeros soles primaverales, que le confieren una magia diferente y un esplendor cautivador. Una ciudad burguesa habitada por números grises. Ciudad activa, que languidece hasta morir a partir de las siete de la tarde en las noches invernales. El ritmo decae y los fantasmas se apropian de ella. Es una ciudad que se adormece, que hiberna, que deja de respirar".

"Es una ciudad que te hipnotiza por su belleza y elegancia, por su distinción y su armonía. Tiene una de las plazas peatonales de forma cuadrada más grandes de Europa. Es una plaza un tanto desangelada de actividad frenética, que se convierte en el centro neurálgico y el punto de encuentro de todo tipo de actividades, ferias, conciertos, salones, eventos deportivos y sociales.
Plaza coronada por una estatua ecuestre de uno de los reyes que más esplendor le dio al hexágono. Tendrás una de las vistas más bonitas, con sólo alzar los ojos y posarlos en la colina, que majestuosa se levanta a pocos pasos.
Ciudad entre dos aguas. Aguas de dos caudalosos ríos que convergen en uno. Calles peatonales, mezcla de lo antiguo y lo moderno, fuentes, plazas, tiendas, vida, vibración, energía... Cada paso por la ciudad se convierte en un delicioso descubrimiento".