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La botella mágica
El hada madrina se lo pasaba fenomenal. Estaba tumbada sobre el musgo de un
maravilloso bosque. Un viento suave acariciaba su piel. Escuchaba el canto melodioso de
una fuente fresca y el piar embriagador de los pájaros. Además, estaba saboreando su
cuarto mojito después de haber probado dos cuba libres (para los lectores que no
conocen las costumbres mágicas de las hadas, los ingredientes no se mezclan en una
coctelera, se utiliza la varita mágica). Sus pensamientos sufrían interferencias por el
alcohol y se confundían. No se daba cuenta de que un pájaro intentaba desde hacía un
largo rato, llamar su atención. De rabia, el pájaro le cagó sobre la nariz. Pero el hada
madrina ya bizqueaba y no notó nada. El, pájaro, deseperado, cagó otra vez en la copa.
Al tragar, el hada madrina sofocó, asfixió: no era un cubito de hielo lo que tenía en la boca.
Se incorporó,
El pájaro se posó sobre la copa que todavía el hada madrina tenía en su mano.
- - ¿No oyes a tu ahijada que está llorando?
- - ¿Está llorando? Sabes que soy sorda.
- - Sí, sorda y además estás borracha. No es el agua de la fuente la que se demarra
sino las lágrimas de tu ahijada. ¡Ánimo! Tienes que ayudarla.
- - ¡Qué tontita está! Muchas veces le dije : « Si tienes un hondo penar, piensa en
mí... »
El hada madrina se puso a cantar fingiendo ser Luz Casal si misma:
« Piensa en mí cuando sufras
Cuando llores, también piensa en mí »
Pero no era Luz Casal y el pájaro se tapaba las orejas con sus alas. Este hada madrina
es una catástrofe. El pájaro conocía la canción y esperó el momento fatidico. El hada
madrina seguía cantando (era lo que creía hacer pero esto parecía ser más bien el rugido
de una sirena de fábrica)
« Si tienes un hondo penar, piensa en mí
Si tienes ganas... »
El pájaro aprovechó la oportunidad y le cagó en la boca que tenía abierta de par en par. El hada
madrina se puso como una furia amenzando el pájaro con su varita mágica. Éste se
echó a reír.
- - Tu varita mágica se remojó demasiado en el alcohol y no te sirve de nada ahora.
- - ¡Gilipollas, qué te den!
- - Sí, que me den... para tapármelo. Eres tu la tontita, perdón, la tontísima.
Nunca te llama Anita, porque sabe muy bien que eres inútil, sin poder, un hada de
basura.
- -¿Yo? ¿Un hada de basura? Vamos a ver.
El hada madrina muy enfurecida y todavía más ofendida fue a ver a su ahijada Anita. Anita
estaba llorando y había un charco de lágrimas en el suelo.
- - ¿Qué te pasa amor mío?
- - Mi príncipe azul se ha enamorado de otra...
- - ¿Tienes un príncipe azul y no me has dicho nada? ¿Es hermoso? ¿Es rico? ¿Es
rubio o moreno? Me muero por saber todo esto. A mí me encantan las historias de
amor. No te he dicho como encontré a mi primer príncipe azul, mi media
naranja adorada, voy a contártelo...
Se hizo oír un ruido de alas, y una sombra oscureció el brillo del vestido de seda del
hada madrina. El pájaro se había acercado de manera peligrosa.
- - ¿Dónde voy a cagar?
- - ¡Estúpido con lo caro que cuestan los vestido ahora! Tienes suerte de no tener que
comprarte ropa.
- - Basta con tus medias naranjas, podríamos hacer zumos para el mundo entero.
- - Por supuesto, no sabes el placer de ser amada...
Esta última frase hizo llorar a Anita más fuerte.
- - A mí, nadie me quiere ni me querrá jámas...
- - Deja de llorar Anita, te vas a ahogar en tus lágrimas.
- - Sí, como mi príncipe azul que ama a otra y quiso suicidarse.
- - ¿Tu príncipe se ha ahogado? ¿ Y me lo dices ahora? ¿Qué me voy a poner
para ir al entierro?
- - Está vivo porque el pájaro, Dios lo bendiga, lo ha sacado del lago con su pico.
- - Me encanta saber que no sólo tiene culo... Pero todo va bien, todavía puedes
casarte con él...
- - No, porque, ya te lo he dicho, está enamorado de otra. Yo también podría cantar
como Luz Casal :
« cuando quieras
quitarme la vida, no la quiero para nada,
para nada me sirve sin tí»
- - ¿Lo cantarás el día de mi entierro?
- - ¡Qué cabrón! Elegir a otra cuando eres la luciérnaga más bella del mundo...
- - No existo porque no me ve, no ve mi luz, es miope.
- - ¿Entonces de quién se ha enamorado si no ve a nadie?
- - De la única que puede ver : la luna. Es por eso que viendo su reflejo en el lago y
queriendo besarla, se zambulló en las aguas del lago y casi se ahogó.
- - ¡Es un miserable! Perdón es un miope, un pobre miope, os ayudaré.
- - Era lo que temía...
Afortunadamente, ya que era sorda, no oyó el hada madrina, lo que decía su ahijada. El
hada salió del bosque sin saber adonde ir. Lo que sabía es que tenía una sed como nunca
había tenido. Se fue a un bar. Un hombre estaba leyendo « El Principito ». ¡Claro que
tenía la solución! Se acordaba de lo que pensaba el principito del farolero: « Por el
contrario a mí, es el único que no me parece ridículo. Tal vez sea por ocuparse de una
cosa ajena a si mismo ». Si el hada madrina lograba encontrar al farolero, le pediría que
apagara la luna. Al hada madrina le encantaba este libro. Pero, antes de colocarlo en su
biblioteca había arrancado las páginas del capítulo doce, el del bebedor. El camarero trajo
una copa, pero antes de beberla, el hada madrina llamó al principito (después de beber,
perdía su poder, y lo perdía más que a menudo.
- - Principito, ¿Puedes decirme dónde podría encontrar al farolero?
- - Otra vez voy a repetir que las personas grandes son muy pero muy extrañas.
¿Crees lo que se escribe en los libros? Por culpa de Saint Exupéry, soy ridículo.
No me atrevo a salir fuera. Este idiota ha inventado todo. Y todo esto por haber
pedido : ¡Por favor... dibújame un cordero! Estoy sufriendo una depresión y ni riego
a mi rosa...
El hada madrina suspiró profundamente y bebió su copa. Sólo una copa, tenía trabajo.
Iba triste y sin ánimo. ¿Quién podría ayudar a un hada? Ah sí, Mortadelo y Filemón. De
repente, oyó a Filémón gritando:
- - No voy a ayudarte, estoy en huelga, me voy a divorciar de Mortadelo,
- - ¿Dónde estás?
- - En las islas Columbretes, porque todas nuestras aventuras siempre se terminan en
desastre y tenemos que huir. Pero esta vez, he huido solo. No quiero volver a
ver a Mortadelo. Siempre mete la pata y por su culpa siempre me llevo los golpes.
Esto se ha acabado. ¡Joder! Oigo a Mortadelo acercándose, está llegando, me voy
al desierto de Gobi, no le digas nada. Si quieres ayuda, pídesela a Zipi y Zape.
- - ¿Zipi y Zape? ¿Me estás tomando el pelo? Son niños y niños traviesos. Yo soy
hada y hada madrina. No voy a pedir ayuda a estos chicos, ¡tengo mi dignidad!
Necesito otra copa , ¡antes que el deber, está el beber!
El hada volvió al bar y se bebió cinco copas. El alcohol puso fuego a su sangre... Pero
¡claro! Ahora tenía la idea. Se había acordado de un relato tradicional que había oído en
Mula (Murcia, es una pequeña región poco conocida de la cual los habitantes y nativos
son un poco extraños, pero que realmente existe).
Un hombre, muy pobre y muy anciano, volvía de noche con una carga de leña sobre las
espaldas. La noche era muy fría y, agotado por el largo día de trabajo, se sentó a
descansar. En el cielo brillaba la luna llena. Desesperado por el cansacio y el frío que no
podía agotar más en su edad, el hombre pidió:
La luna, apiadándose del pobre hombre, bajó y se lo llevó. Pero se llevó también la leña
que portaba el hombre en sus espaldas. Hoy son las manchas que cada uno puede ver en
la luna.
El Dios de las hadas le había apuntado la idea. Bienaventurados los borrachos porque
ellos verán a Dios dos veces (¿Se mueren las hadas?). Hay que hacer hogueras con la
leña y poner fuego. Será la última luz de la luna. Cuando habrá quemado, no será más
que un sol negro. ¿ Y quién es bastante estúpido para querer un sol negro? Sin embargo,
¿quién podría hacerlo?, Superman por supuesto... Y Superman apareció.
- - Lo siento, pero no puedo ayudarte. Por la noche me duermo, y además, tengo que
ahorrar kritponita para cosas serias.
- - ¿Cómo sabes que te estaba buscando? ¿Cómo sabes lo que iba a pedirte?
- - Porque tengo verdaderos poderes, yo no soy un espantapájaros
- - ¡ Qué pena! Te habría dado un pájaro para que te divirtieras...
El hada madrina el cerebro nublado por los vapores de alcohol, no había pensado que el
calificativo de espantapájaros se dirigia a ella. Superman no le dio tiempo para
preguntarse dándole una botella y para el hada, la botella borra las neuronas y el pensar.
- - Toma y prueba, es lo que beben los hombres.
Sin agradecerlo, la hada madrina se fue para beber tranquila. Al primer trago, hizo una
mueca horrible. Demasiado azúcar y ni una gota de alcohol. Leyó Coca cola sobre la
botella antes de tirarla lo más lejos posible. No entendía porque la Coca Cola era tan
buena en cuba libre y tan mala sola. ¡Eso era magia negra! !El recuerdo de esta bebida
azucarada sin ron era tan horrible como la canción de cuna que le cantaba su madre.
¿Qué le cantaba?
« Duérmate querida,
que la luna suele
llevarse a los niños
cuando no se duermen ».
Otra idea : ¡ojos que no ven, corazón que no siente ! El hada madrina estaba orgullosa
de si misma. En toda su vida, nunca había tenido tantas ideas. Si el príncipe se va, el
amor de su tontita ahijada se marchará con él. Tenía que volver al bosque e intentar
que no se durmiera.
El hada madrina volvió deprisa, buscó al príncipe, se escondió detrás de un árbol y
esperó que cayera la noche. Tal como vio la luna, se puso a cantar. Nunca su madre había podido
soportar sus cantos, su voz tan horrible... ¿Por qué la luna podría hacerlo?
El hada madrina cantaba sin parar, pero los vecinos del bosque quedaban tan
impasibles como la luna. Muy cansada, al amanecer gritó
- - ¡Vete luna con tu príncipe!
El hada madrina se calló, no podía más. Pasaba algo raro en este bosque. Puso
entonces su aparato auditivo y oyó una música muy alegre.
- - Es un escándalo, no voy a poder dormirme con este ruido. ¿No hay respeto por
nadie en este bosque?
El pájaro se acercó con un gran ruido de alas. El hada madrina se protegió con los brazos:
- - ¡No me cagues!
- - Hoy es día de fiesta, es la boda de tu ahijada!
- - ¿Cómo, me meneo para que a su príncipe le guste Anita y tan pronto como vuelvo
la espalda se va a encontrar a otro?
- - No ha encontrado a otro sino a su príncipe si mismo.
El pájaro explicó lo que había ocurrido. El príncipe miope, caminando, había entrado en
una botella. El vidrio de la botella sirvió de lupa y por fin el príncipe vio a Anita. En
seguida, se enamoró de tu ahijada y los casamos hoy en el castillo. Puedes venir, estás
invitada, Anita no es rencorosa.
- - ¿Cómo? ¿Has dicho rencorosa? ¿Con todo lo que hice por ella? Yo soy la que tiré
la botella. Estaba escrito « Coca Cola » en la botella. ¿Dónde está? No veo la botella...
- - El príncipe ha cortado trozos de vidrio para hacer una invención muy rara. Llama su
invención... No me acuerdo... Ah sí... gafas. Seguro que van a ser felices y a comer
perdices.
- - Entonces, Anita me debe el amor y el príncipe me debe una invención. ¿Van a
seguir burlándose de mí, los envidiosos? Soy un hada muy moderna con poderes
modernos. En lugar de mi varita mágica (que servirá para mezclar cocteles) usaré
una botella mágica. Que cada día me la llene...
El sexo femenino, como el gato, siempre cae parado...
Y COLORÍN COLORADO este cuento se ha acabado.
Antón Terías, mayo 2010
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